14/1/09

Secretos del París Literario

En uno de sus ensayos Italo Calvino escribió que en cuanto un lector llega a París invariablemente tiene la sensación de llegar a un sitio conocido. Aunque nunca haya estado en Francia, quien ha leído a Dumas, Balzac o Malraux tendrá una imagen previa de los principales cafés, calles, museos y lugares públicos, al grado que antes que conocer, uno está recordando. Cuando uno visita la catedral de Notre-Dame es porque antes pensó en Quasimodo (o para un lector mexicano, en el suicidio de Antonieta Rivas Mercado); quien entra a los cafés de la calle Soufflot quizá los haya conocido antes en Ernest Hemingway y los curiosos que desafíen la suerte y se aventuren a caminar por Pigalle o Picpus a altas horas de la noche es porque quieren comprobar en qué medida son verídicas las novelas policiales de Georges Simenon. Por otra parte, sugiere Calvino, también es posible recorrer la ciudad como si se tratara de un libro, examinando cada cine, librería, vinatería o mercado como si fueran los tomos de una gigantesca enciclopedia. Así, entrar a una tienda de discos o posters raros equivale a indagar en el capítulo correspondiente.

Por suerte para los viajeros, algunos de los cafés y restaurantes que eran frecuentados por los escritores más famosos continúan abiertos desde hace siglos. Al visitarlos por curiosidad uno puede averiguar qué tan estrecha era la calle a la que iban a comer los tres mosqueteros o cómo eran los cafés a donde iba a tocar Boris Vian después de la segunda guerra. De los que aún existen, el más antiguo restaurant de París es Le Procope, fundado en 1686, ubicado a sólo unos metros del Carrefour del Odeón. Se dice que este clásico de la cocina francesa fue la cuna del Enciclopedismo, además de haber sido el lugar favorito de Racine y Moliere, pero también de La Fontaine (quien a pesar de frecuentar este sitio elegante y refinado, dispuso, como un rasgo de humildad, que sus restos descansaran no en un panteón particular, sino en una fosa común, en el cementerio de los Santos Inocentes). Le Procope también fue el lugar predilecto de Verlaine, pero no fue aquí donde éste intentó matar a Rimbaud con dos tiros, después de una apasionada relación. Sin embargo, las paredes están cubiertas por numerosos espejos antiguos, donde se habrá reflejado Oscar Wilde. Los precios relativamente accesibles de Le Procope no le niegan el servicio a nadie, ni siquiera a Balzac, a quien los críticos nunca otorgaron un puesto en la Academia Francesa.

Todo indica que hasta el siglo XVIII los restaurantes franceses no eran como los conocemos actualmente, sino mucho más elementales. Pero a raíz de la Revolución Francesa muchos de los aristócratas se vieron forzados a despedir a sus sirvientes, lo cual provocó que numerosos cocineros buscaran otras maneras de sobrevivir. Es así como se fundaron y popularizaron algunos de los restaurantes modernos, que además de preparar alimentos son un espacio para discutir e intercambiar ideas, así como un sitio de inspiración.

Entre los restaurantes que sobreviven al siglo dieciocho está el Grand Véfour, uno de los más caros de París, donde Lamartine, Saint-Beuve y Victor Hugo, solían acudir en busca de la especialidad de la casa: el cordero con judías blancas, una receta que se ha conservado durante varias generaciones de cocineros. Le Grand Véfour (frente al Sena, en el número 17 de la calle de Beaujolais) se pone de moda de manera cíclica: por allí han pasado Colette, Jean Cocteau, el poeta-cineasta, André Malraux, Louis Aragon o Jean Genet; y dada su elegancia podría haber sido el lugar donde Simon de Beauvoir rechazó la petición de matrimonio del descorazonado Jean-Paul Sartre, proponiéndole en cambio un "pacto renovable".

Al salón La Fontaine del carísimo restaurante Lapérouse Georges Simenon llevó a cenar al comisario Maigret, y Proust, quien temía no llegar a escribir mil cuartillas para En busca de tiempo perdido (y que finalmente escribió tres mil), llevó a cenar a Swan. Además, este restaurante, ubicado en la calle des Grands-Augustins, en el barrio sexto, fue un espacio de discusión para Emile Zolá, Guy de Maupassant, Alexandre Dumas padre y el autor de Los Miserables.

También en el barrio sexto, en el boulevard Saint-German des Prés, se encuentran la Braserie Lipp y el café Deux Magots. Estos dos sitios han sido un verdadero imán para distintos grupos de intelectuales, de Saint-Exupéry a André Gide, y de los surrealistas a Alberto Moravia. A solo unos pasos del Deux Magots, que fascinaba a Borges, está el Café de Fiore, el lugar de tertulia de Jean-Paul Sartre, el "Papa del existencialismo", y de grupos que durante mucho tiempo despreciaron a otro cliente habitual, el poeta Jacques Prevert, ya que consideraban que su poesía era "repugnante" por el hecho de ser popular. En el Café dei Fiore cada año se entrega el premio literario del mismo nombre, que ha distinguido entre otros a Michel Houellebecq, mientras que en el Drouant (en el número 16 de la place Gaillon, igual o más caro que Le Grand Véfour) se lleva a cabo anualmente el fallo del renombrado premio Goncourt.

Finalmente hay que decir que también sobreviven tres restaurantes que fascinaron a la bohemia parisina: La Coupole y el café Select (donde no sólo se podía encontrar a los pintores de Montparnasse sino a autores como Hemingway, Henry Miller, Ezra Pound y Gertude Stein), a la vez que el Polidor, que si bien no aparece en Rayuela (a pesar de que la Maga y Oliveira quizá hubieran podido permitirse uno de sus menús) Cortázar lo menciona en un capítulo de 62, modelo para armar.
La lista podría seguir hasta el infinito. En este mismo momento los autores contemporáneos, incluso los que nunca visitan París, siguen registrando otros cafés y restaurantes de esta ciudad, sean reales o imaginarios.


Por: Mónica Herrerías

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Has recibido el Premio Corazón desde el blog Locura Concentrada.
Este premio debe entregarse a otros cinco blogs que se consideren un aporte a la comunidad bloggera. Por esto, se los paso a:

1- Es Hora de Despertar http://buscadoradelser.blogspot.com/
2- Oleos Ana http://oleosana.blogspot.com/
3- Ingrid Odgers Toloza http://ingridodgerstoloza.blogspot.com/
4- Cartas de la Historia http://cartasfamosas.blogspot.com/
5- Del Pasado Efímero http://delpasadoefimero.blogspot.com/

No olvidar mostrarlo y compartirlo con otros blogs.

Entrar a http://locuraconcentrada.blogspot.com

Capitán Alatriste dijo...

Es cierto, a mí me pasó exactamente eso en París la primera y única vez que he estado allí.

No tuve la sensación que dejan los lugares nuevos. Todo me resultaba de alguna forma familiar.

Lunazul dijo...

Hola Olga! Me preguntabas por la sintonía de Océano Pacífico, y la verdad es que ha tenido varias que se puedan considerar sintonías. La de presentación que estaba acompañada de olas de mar y sonaba una trompeta o saxo no recuerdo cómo se llama.
Yo conozco ésta, que después pasó también a ser sintonía de "botella al mar", se llama Enchatment y es de Chris Spheeris:

http://www.facebook.com/ext/share.php?sid=57932843029&h=_HZCR&u=Xbo3r

Si no es ésta la que buscas, dímelo y te ayudo a encontrarla, ok?

Aprovecho para decirte que una amiga y compañera del Océano creó una web en recuerdo al programa, y muchas noches se juntan unos cuantos amigos en su chat. Yo ya no puedo porque madrugo mucho, pero eso, que allí puedes recordar aquellos tiempos :) (hay muchos audios, y en el libro de visitas seguimos dejando cositas, jeje)

http://rinconnavegantes.webcindario.com


También se ha creado recientemente un grupo en facebook en honor al programa que se llama tal cual, Océano Pacífico:

http://www.facebook.com/editaccount.php?networks#/group.php?gid=52020434923

Espero que te sirva de ayuda, un abrazo :)

Anónimo dijo...

Hola Olga. desde la Cadena SER quisieramos contactar contigo para entrevista sobre el blog de cartas. Gracias. jroldan@unionradio.es